miércoles, 23 de julio de 2014

Estado inocuo

La boca me sabe
a días de hambre

Mis ojos sólo ven oscuridad
a través de las lágrimas.

Mi nariz hace meses que dejó
de decirme a que huele la vida...

Mi tacto saborea el ácido del  viento
entumecido que baña mi cuarto.

Mis oidos sólo reciben los llantos
de mi infancia y algún que otro alarido
de mi imberbe adolescencia...

Y por último...
Mi alma...
Mi alma no percibe ni la más inhóspita energía...
Se halla seca, paralizada
Sólo la alimenta mi encierro y algún que otro recuerdo.

Olvidos de noche.

Mirando el oscuro horizonte de una ciudad
envuelta en un incendio de luz eléctrica.

No dejo de preguntarme
en cómo será la noche...

La he olvidado ya...

Incluso me planteo si la he llegado a conocer...

Me planteo sobre
si debería ir
en busca de la noche...

Buscar el acto de estar únicamente
iluminado por la luna
y sentirme diminuto al ser incapaz
de contar las estrellas
que el firmamento nocturno
me deje concebir...

Tal vez sólo deba buscar
y dejar de perderme
en esta selva de asfalto en llamas.

No deseo esperar a ver las cenizas...